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rincón detrás de dos cuerpos hani. Pero su presencia en la nave ya no constituía ningún
secreto y no había razón para ordenarle que se fuera a esconder delante de todas. Si Hilan
Faha quería hablar, que !o hiciera estando él presente; que se excusara con el Extraño
delante: lo tenía bien merecido.
AI ver a Tully, Hilan Faha se quedó inmóvil en el umbral, sorprendida por la imagen
de esa criatura con la piel desnuda vestida al estilo hani y rodeada por la tripulación. Sus
orejas se pegaron súbitamente al cráneo.
-Este ser -dijo, volviéndose hacia Pyanfar-, es la mercancía que deseaban los kif,
¿no?
-Su nombre es Tully.
Hilan apretó los labios mientras que en su frente se anunciaba ominosamente una
arruga.
-Una mercancía viviente. Por los grandes dioses, Chanur, ¿dónde has estado y qué
está ocurriendo aquí?
-SÍ estuvieras viajando en esta nave podrías hacerme esa pregunta y yo te
respondería. Dado el estado de las cosas, puedes enterarte de ello cuando lo hagan las
Tahar.
-Maldición, la Buscaestrellas murió por vosotras, por éste... -su voz se convirtió en
un bufido, como ahogada por un exceso de palabras que era incapaz de pronunciar. Pyanfar
la miró con ojos taciturnos-. Fue decisión de la capitana; lo descargamos todo en Urtur y
tratamos de salir a toda velocidad para aumentar vuestras probabilidades de huir. Pero,
¿dónde estabais entonces? ¿Dónde estaba nuestra ayuda?
-Estábamos ciegas, Hilan Faha, íbamos a la deriva entre el polvo, a ciegas. Créeme
cuando te digo que lo intentamos pero en el último instante tuvimos que saltar o arriesgar
nos a una colisión. Teníamos la esperanza de que pudierais huir aprovechando la confusión
que habíamos creado.
La respiración de Hilan se fue calmando gradualmente.
-Fue decisión de la capitana, no mía. Yo no me habría movido del muelle: quiero que
lo sepas. Me habría quedado allí, inmóvil, y habría dejado que resolvierais vuestros
problemas con los kif hasta aclarar ese supuesto robo que habéis cometido.
-¿Prefieres la palabra de los kif a la mía?
-Si tienes alguna explicación al respecto me alegrará oírla. Mis primas han muerto y
estamos arruinadas. No es probable que consigamos otra nave. La gran casa de Chanur
hace planes pero nosotras tendremos que ir en otras naves Faha y aceptar lo que se nos
ofrezca. Imagino que sabes muy bien dónde están los beneficios y de ese modo, maldita sea
tu astuta piel, has creado un infierno que le costará la vida a otras muchas naves. Cuántas
pequeñas compañías se hundirán a causa de esto. Me dieron un mensaje para ti, Pyanfar
Chanur. Los kif me dijeron que has hecho algo demasiado importante como para pasarlo
por alto, algo imposible de ignorar. Irán a por ti estés donde estés y sin importar el número
de naves necesario. Irán incluso basta Anuurn. Eso dejará bien claro para toda la especie
hani que ese hallazgo tuyo no te va a dar ningún beneficio. Son palabras de su hakkikt, de
Akukkakk, el kif de Urtur, y eso es lo que ha dicho.
-Amenazas kif. Te creía más valiente.
-No amenazaba en vano -dijo Hilan con las pupilas dilatadas y el rostro cubierto de
sudor-. Ese tal Akukkakk dijo que su mensaje a todas las hani era: abandonad a Pyanfar
Chanur o la desolación caerá sobre vosotras, incluso en la zona de Anuurn.
-¿Y dónde oíste todo eso? Todo eso procede de un grupito de naves dispersas al
mando de un kif que no logró cogernos, que tampoco logró cogerte a ti, Hilan Faha. SÍ
hubiéramos estado juntas en Urtur...
-No, no me has entendido. Nos cogieron, Chanur. Nos abordaron y mataron a dos de
mis primas durante el abordaje. En Kita. Y luego nos dejaron ir, pero sufrimos una avería
durante el salto. Nos dejaron marchar para que entregáramos ese mensaje.
En el rostro de Hilan Faha se leía una enorme vergüenza. En la habitación reinó un
silencio tan profundo que no se oía ni el ruido de una respiración.
-Así pues -dijo Pyanfar-, ¿crees todo lo que dicen tus enemigos?
-Le estoy viendo -dijo Hilan, señalando a Tully-, y de pronto el juego me parece
mucho más importante que antes. De pronto veo que hay una razón para esta repentina
alianza de kif y veo también la razón de que sea imposible parar dejando las cosas así. La
ambición de Chanur ha ido demasiado lejos esta vez. No sé en qué andas metida, pero no
quiero formar parte de ello. Mi hermana está viva al igual que dos de mis primas y nos
vamos a casa. Prima -dijo, mirando a Hilfy-, mis disculpas.
Hilfy no le respondió. Sus ojos, clavados en Hilan Faha, estaban llenos de dolor.
-Hilfy puede marchar contigo si lo desea -dijo Pyanfar-. No la culparé si lo hace.
Quizá fuera lo más prudente en estos momentos, tal y como has dicho tú misma.
-Me complacería mucho llevarla conmigo -dijo Hilan.
-Me quedaré con mi nave -dijo Hilfy. Pyanfar cruzó los brazos sintiendo que en sus
entrañas ardía de pronto un torbellino de impulsos contradictorios entre los cuales había
también un gran orgullo.
-Bien -dijo Pyanfar-, os deseo un viaje tranquilo. Sería mejor que viajáramos juntas,
pero estoy segura de que eso no entra en los planes de Tañar,
-No, no entra en sus planes -Hilan Faha bajó la vista y luego miró hacia Tully, con
sus pupilas oscureciéndose de repente-. Si pensaras un poco en tus relaciones con las demás
casas no habrías actuado así. Esta vez has ido demasiado lejos y habrá otras que piensen
como yo.
-Lo que según tú he luchado por conseguir entró en nuestra nave sin pedir permiso
cuando yo ni tan siquiera sabía de su existencia. ¿Qué habrías hecho tú si un refugia do
entrara corriendo en tu nave? ¿Se lo habrías entregado a los kif nada más pedírtelo? No
comercio con vidas.
-Pero no te importa perderlas.
-Tú hiciste que su sacrificio no sirviera de nada por tu mezquindad -le dijo de pronto
Hilfy.
Las orejas de la primera oficial se abatieron de pronto.
-¿Quién eres tú para juzgar? Cuando lleves encima unos cuantos años más entonces
podrás hablar conmigo, prima. Éste... -se acercó peligrosamente a Tully, y Chur, que había [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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