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como lo fizo; et que non ha complidamente aquella virtud que Jhesu
Christo, verdadero Dios, en él puso.
Et el baptismo, otrossí, todo omne que buen entendimiento aya, por razón
deve entender que este sacramento se devió fazer et era muy grand mester;
ca bien entendedes vós que como quier que el casamiento sea fecho por
mandado de Dios et sea uno, de los sacramentos, pero porque en la manera
de la engendraçión non se puede escusar algún deleite, por ventura non tan
ordenado como serié mester, por ende todos los que nasçieron et nasçerán
por engendramiento de omne et de muger nunca fue nin será ninguno es-
cusado de nasçer en el pecado deste deleite. Et a este pecado llamó la
Scriptura «pecado original», que quiere dezir, segund nuestro lenguaje,
«pecado del nasçimiento»; et por que ningund omne que esté en pecado
non puede ir a Paraíso, por ende, fue la merçed de Dios de dar manera
cómo se alimpiasse este pecado; et para lo alimpiar, ordenó nuestro señor
Dios, en la primera ley, la circunçisión; et como quier que en cuanto duró
aquella ley cumplían aquel sacramento, porque entendades que todo lo que
en aquella ley fue ordenado, que todo fue por figura desta sancta ley que
agora abemos, devédeslo entender señaladamente en este sacramento del
baptismo, ca entonçe circunçidavan los omnes, et ya en ésta paresçe que
era figura que de otra guisa avía de seer; ca vós entendedes que el sacra-
mento complido egualmente se deve fazer, pues el circunçidar non se
puede fazer sinon a los varones; pues si non se puede ninguno salvar del
pecado original sinon por la çircunçisión, çierto es que las mugeres que non
pueden este sacramento aver, non pueden seer alimpiadas del pecado origi-
nal. Et assí, entendet que la çircunçisión que fue figura del alimpiamiento
que se avía de ordenar en la sancta fe cathólica que nuestro señor Jhesu
El Conde Lucanor
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Christo ordenó assí como Dios. Et cuando Él ordenó este sancto sacra-
mento, quísolo ordenar aviendo reçebido en sí el sacramento de la çircun-
çisión, et dixo que non viniera Él por menguar nin por desfazer la ley, si-
non por la complir, et cumplió la primera ley en la çircunçisión, et la se-
gunda, que Él ordenó, reçibiendo baptismo de otro, como lo reçebió de sant
Johan Baptista.
Et porque entendades que el sacramento que Él ordenó del baptismo es
derechamente ordenado para alimpiar el pecado original, parad en ello vien
mientes et entendredes cuánto con razón es ordenado.
Ya desuso es dicho que en la manera del engendramiento non se puede es-
cusar algún deleite; contra este deleite, do conviene de aver alguna cosa
non muy limpia, es puesto uno de los elementos que es el más limpio, et
señaladamente para alimpiar, ca las más de las cosas non limpias, todas se
alimpian con el agua. Otrosí, en bapteando la criatura dizen: «Yo te bateo
en el nombre del Padre et del Fijo et del Spíritu Sancto»; et métenlo en el
agua. Pues veet si este sancto sacramento es fecho con razón, ca en dici-
endo: «Yo te bateo en el nombre del Padre et del Fijo et del Spíritu Sancto»
ý mismo dize et nombra toda la Trinidat et muestra el poder del Padre et el
saber del Fijo et la bondat del Spíritu Sancto; et dize que por estas tres co-
sas, que son Dios et en Dios, sea alimpiada aquella criatura de aquel pecado
original en que nasçió; et la palabra llega al agua, que es elemento, et
fázese sacramento. Et este ordenamiento deste sancto sacramento que Jhesu
Christo ordenó es egual et complido, ca tan bien lo pueden reçebir, et lo
reçiben, las mugeres como los omnes. Et assí, pues este sancto sacramento
es tan mester, et fue ordenado tan con razón, et lo ordenó Jhesu Christo,
que lo podía ordenar assí como verdadero Dios, non puede con razón dezir
omne del mundo que este sancto sacramento non sea tal et tan complido
como lo tiene la madre sancta Eglesia de Roma.
Et cuanto de los otros cinco sacramentos que son: penitençia, confirmación,
casamiento, orden, postrimera unçión, bien vos diría tantas et tan buenas
razones en cada uno dellos, que vós entendíades que eran assaz; mas
déxolo por dos cosas; la una, por non alongar mucho el libro; et lo ál, por-
que sé que vós et quien quier que esto oya entendrá que tan con razón se
prueva lo ál como esto.
El Conde Lucanor
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Et pues esta razón es acabada assí como la yo pude acabar, tornaré a fablar
de las dos maneras en cómo se puede omne, et deve, guardar de fazer malas
obras para se guardar de ir a las penas del Infierno, et podrá fazer et fará
buenas obras para ganar la gloria del Paraíso.
Señor conde Lucanor, segund desuso es dicho, sería muy grave cosa de se
poner por escripto todas las cosas que omne devía fazer para se guardar de
ir a las penas del Infierno et para ganar la gloria del Paraíso; pero quien lo
quisiesse dezir abreviadamente podría dezir que para esto non ha mester ál
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