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horribles ojos muertos de no haber sido porque los dedos del hombre se cerraron sobre su mu�eca.
 �Tendr�is que matarme a m� antes de hacerle da�o a ella!
La voz normalmente melódica de Elric se convirtió en un
barboteo lleno de odio. Pero el guerrero se limitó a echarse a re�r, al tiempo que el fantasma de Alnac se
desvanec�a de sus ojos.
Lucharon as� durante unos breves instantes, sin que ninguno de los dos lograra ninguna ventaja apreciable sobre
el otro. Elric percib�a su propia respiración agitada, los gru�idos del hombre cubierto por la armadura, los relinchos
del caballo y la respiración agitada de Oone que trataba de ponerse en pie.
 �Guerrero de la Perla!
Era la voz de otra. No la de Oone, sino la de otra mujer. Y parec�a transmitir una considerable autoridad.
 �Guerrero de la Perla! �No deb�is ejercer m�s violencia sobre estos viajeros!
El guerrero gru�ó, pero ignoró a la mujer. Sus dientes trataron de cerrarse sobre el cuello de Elric e intentó
volver el pu�al hacia el corazón del albino. Ahora, hab�a gotas de saliva espumeante sobre sus labios, unas gotitas
blancas que ribeteaban su boca.
 �Guerrero de la Perla!
De repente, el guerrero empezó a hablar, susurr�ndole a Elric como si fuera un conspirador amigo.
 No la escuches. Puedo ayudarte. �Por qu� no vienes con nosotros y aprendes a explorar la Gran Estepa, donde
abunda toda clase de caza? Y hay melones que saben como las m�s delicadas cerezas. Puedo ofrecerte ricas
vestiduras. No la escuches. No la escuches. S�, soy Alnac, tu amigo. �S�!
Elric se sintió repelido por aquel balbuceo de locura m�s de lo que se hab�a sentido por el horrible aspecto de la
criatura y por su violencia.
 Piensa en todo el poder que hay all�. Ellos te temen. Tambi�n me temen a m�, Elric. Te conozco. No seamos
rivales. Juntos podemos tener �xito. Yo no soy libre, pero t� podr�as viajar por los dos. No soy libre, pero t� no
tendr�s que soportar responsabilidades. No soy libre, pero tengo a muchos esclavos a mi disposición, Elric. Son
tuyos. Te ofrezco nuevas riquezas y nuevas filosof�as, nuevas formas de realizar cada uno de tus deseos. Te temo, y
t� me temes a m�. As� pues, uniremos nuestras fuerzas, uno para el otro. Es el �nico lazo que significa algo. Ellos
sue�an contigo, todos ellos. Incluso yo mismo, que no sue�o. T� eres el �nico enemigo...
 �Guerrero de la Perla!
Con un tintineo de huesos y marfil, de cascarón de tortuga y de madreperla, el guerrero de piel leprosa se
desenredó y se soltó de Elric.
 Juntos podemos derrotarla  murmuró con un tono de urgencia . No habr� fuerza que se nos resista. �Yo te
ofrecer� mi ferocidad!
Sintiendo n�useas ante todo esto, Elric se incorporó lentamente y se volvió a mirar en la misma dirección que
Oone, que ahora estaba sentada sobre el escalón, frot�ndose las extremidades, que parec�an volver a la vida poco a
poco.
Ante ellos se encontraba una mujer, m�s alta que Elric y que Oone. Iba encubierta y encapuchada. Sus ojos se
mov�an con firmeza desde aquel al que hab�a llamado Guerrero de la Perla hasta ellos. Levantó el gran b�culo que
sosten�a en la mano derecha y golpeó el suelo con �l.
 �Guerrero de la Perla! �Deb�is obedecerme! El Guerrero de la Perla estaba furioso.
 �No deseo esto!  espetó frot�ndose el peto con ruido met�lico . Me enoj�is, lady Sough.
 Ellos est�n bajo mi responsabilidad y mi protección. Marchaos, Guerrero de la Perla. Id a matar a otro sitio.
Matad a los verdaderos enemigos de la Perla.
 �No quiero que me deis órdenes!  Se mostraba moh�no, enojado como un ni�o . Todos son enemigos de la
Perla. Vos misma tambi�n lo sois, lady Sough.
 �Sois una criatura est�pida! �Marchaos de aqu�!
Y levantó el b�culo para se�alar m�s all� de la escalera, all� donde pod�an verse rocas neblinosas que parec�an
elevarse eternamente.
 Me enoj�is, lady Sough  dijo �l . Soy el Guerrero de la Perla. Poseo la fuerza de la Fortaleza.  Se volvió
hacia Elric como si fuera un viejo camarada . Al�ate conmigo y la mataremos ahora. Luego, gobernaremos, t� con
tu libertad, yo con mi esclavitud. Todo esto y otros muchos �mbitos, desconocidos para los ladrones de sue�os.
Aqu� hay seguridad para siempre. S� m�o. Nos casaremos. S�, s�, s�...
Elric se estremeció y le volvió la espalda al Guerrero de la Perla. Se inclinó sobre Oone para ayudarla a ponerse
en pie.
Oone ya pod�a mover todas sus extremidades, aunque todav�a estaba mareada. Miró atr�s, hacia los escalones
que desaparec�an en lo alto. Ya no quedaba visible ninguna de las personas que hab�an ocupado antes la vasta
escalera.
Preocupado, Elric miró a la reci�n llegada. Sus vestiduras eran de diferentes matices de azul, con hilo de plata
recorri�ndolas, entrelazado con dorado y verde oscuro. Se comportaba con extraordinaria gracia y dignidad y
miraba fijamente a Oone y a Elric, con una cierta actitud regocijada. Mientras tanto, el Guerrero de la Perla terminó
de ponerse en pie y permaneció a un lado, desafiante, mirando alternativamente a lady Sough y dirigiendo hacia
Elric una horrible sonrisa conspiradora.
 �Adonde se han marchado todas las gentes que estaban antes sobre los escalones?  le preguntó Elric a lady
Sough.
 Simplemente, han regresado a su hogares, milord  contestó ella. Al dirigirse a �l su voz sonó c�lida y clara,
a pesar de lo cual retuvo toda la autoridad con la que hab�a ordenado al Guerrero de la Perla que detuviera su
ataque . Soy lady Sough, y os doy la bienvenida a este pa�s.
 Os agradecemos vuestra intervención, milady  dijo Oone, hablando por primera vez, aunque con un cierto
recelo . �Gobern�is aqu�?
 Soy, simplemente, una gu�a y navegante.
 Esa cosa enloquecida acepta vuestras órdenes  dijo Oone enderez�ndose, al tiempo que se frotaba los brazos
y las piernas y miraba al Guerrero de la Perla que, de repente, la miró furtivamente cuando lady Sough dirigió su
atención hacia �l.
 Es un incompleto  dijo lady Sough con desprecio . Guarda la Perla, pero tiene una inteligencia tan [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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